Durante los últimos años, las causas sociales se han vuelto más relevantes para los ciudadanos. Ya no sólo se trata de dar algo de dinero en una colecta o en un evento anual, sino que las personas están empatizando y entendiendo la importancia que las causas representadas por el Tercer Sector tienen para la sociedad en su conjunto.
Medioambiente, superación de la pobreza, escolarización, discapacidad, situación de personas mayores se han vuelto relevantes en la conversación ciudadana, donde las personas están tomando partido y manifestando su interés desde la participación.
La labor de las Organizaciones de la Sociedad Civil ha sido ardua. Ellas han tenido la necesidad de visibilidad aquellas problemáticas que el Estado no necesariamente ve, o que parecieran no ser tan relevantes, pero que al final del día si influyen en la calidad de vida de las personas.
En este sentido, una comunicación efectiva de estas causas puede marcar la diferencia entre lograr influir en la generación de Políticas Públicas que vayan en favor de los grupos que representan o que la problemática se mantenga sin avanzar a una solución.
La pregunta entonces es ¿qué tan importante es la comunicación al momento de influir en los tomadores de decisiones? Si partimos de la premisa de que todo comunica, entenderemos que la manera en que damos a conocer nuestra causa, como nos acercamos a los tomadores de decisión, como buscamos llegar a la ciudadanía (que a su vez influye en los tomadores de decisión con su voto) la respuesta es: muy relevante.
Como @IDCo hace algunos años tuvimos la oportunidad de trabajar con la @COS (Comunidad de Organizaciones Solidarias) y evidenciar desde dentro como la comunicación de ONGs o fundaciones se ha ido profesionalizando hasta convertirse en el eje estratégico de su acción e influencia.
Para llegar a sus públicos de interés, se han ido abriendo a un abanico más amplio de canales y acciones de comunicación. Hoy se presentan como interlocutores de un grupo de la ciudadanía, frente a legisladores y al poder político, lo cual es de gran relevancia si consideramos que vivimos en una sociedad cada vez más desconfiada hacia los grupos de poder.
Una comunicación bien gestionada le ha permitido al tercer sector convertirse en un actor social con influencia y con la capacidad de colocar sus temas en la agenda de medios. La comunicación se convirtió en una necesidad de generar cambios, de garantizar a la ciudadanía que la causa es justa y necesaria y que merece la pena contar con su participación.
Finalmente, que en la medida en que pueda articular la participación de la autoridad, del sector privado y de las OSC, será capaz de generar grandes cambios para reparar el tejido social que hoy está minado por la desconfianza.